El aceite es uno de los alimentos que más se utiliza en la cocina mediterránea. Hay diferentes tipos de aceite y varias maneras de cocinarlo, así que hoy te vamos a contar cuál es la mejor opción para tu salud digestiva.
La primera gran distinción que debemos hacer es entre el aceite de oliva virgen y los aceites refinados. Mientras que el primero se extrae exclusivamente a través de procesos mecánicos de prensado en frío, los últimos pasan por un proceso de adición de disolventes, sosa o ácido fosfórico. Además, pierden las vitaminas y muchos componentes beneficiosos para el organismo.
Aceite de oliva: es una fuente importante de grasas vegetales y fuente de lípidos. El aceite de oliva virgen extra es de los más puros, ya que se extrae prensando en frío, mantiene sus características intactas y aporta ácidos grasos esenciales de gran importancia en la alimentación. Estas grasas son la principal fuente de energía del organismo y nos ayudan al buen funcionamiento del sistema cardiovascular, además de controlar los niveles de colesterol en la sangre.
Aceite de girasol: es el más rico en ácido linoleico y tiene una buena cantidad de vitamina E, conocida también como la vitamina de la ‘juventud’ por su poderosa acción antioxidante, así como por sus beneficios que aporta al sistema inmune, aumentando la producción de defensas. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este tipo de aceite contiene grasas saturadas.
Aceite de sésamo: contiene ácido oleico y linoleico. No precisa de refinado y contiene sesamol, un antioxidante natural.
Como ya te hemos adelantado, cuando hablamos de aceites, también hablamos de grasas. Aquí tienes los diferentes tipos: Grasas saturadas: el consumo de este tipo de grasas debe ser muy moderado, ya que aumentan el nivel de colesterol en sangre y disminuyen la capacidad del cuerpo para eliminarlo. Estas grasas se encuentran en los productos de origen animal como la carne y los lácteos. Grasas insaturadas: se denominan grasas útiles, ya que reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Este tipo de grasas son de origen vegetal, por lo que se encuentran en alimentos como el aceite de oliva virgen, los cacahuetes o el aguacate. El aceite es un alimento imprescindible en nuestra dieta, pero debemos tener en cuenta que debe ser de la mejor calidad posible y sin refinar, por lo que el aceite más recomendable es el aceite de oliva virgen extra.