A lo largo de la historia el ser humano ha fermentado los alimentos para poder conservarlos y convertirlos en alimentos más nutritivos, seguros y duraderos.
En estos alimentos fermentados se desarrollan mohos, bacterias o levaduras y, aunque a primera vista puedan despertarnos desconfianza, poseen microorganismos beneficiosos para la salud: potencian el sabor de los alimentos, aumentan su vida útil y facilitan su digestión.
Nuestro cuerpo necesita de estas bacterias para mantenerse sano y, a pesar de que en el s. XX se comenzó a pasteurizar la leche eliminando las bacterias de esta y evitando así muchas enfermedades infecciosas, no todas las bacterias son nuestro enemigo.
Es muy importante mantener nuestra flora intestinal equilibrada y saludable y un entorno totalmente libre de bacterias, el abuso de antibióticos y la hiper-esterilización de los alimentos, a la larga, es perjudicial para nuestro organismo, por eso, además de necesitar estas bacterias buenas, es necesario tener un control de las que incorporamos a nuestra dieta a través de los alimentos.
BENEFICIOS DE LOS ALIMENTOS FERMENTADOS
– Son más nutritivos y digeribles.
– Aumentan la aparición de vitaminas del grupo B y la K2.
– Promueven la modulación del sistema inmunitario.
– Aumentan la diversidad bacteriana.
Como hemos visto, las propiedades y beneficios de los alimentos fermentados son muchos, pero ¿sabes cuáles son?
– Yogur: es la fermentación de leche. Ayudan a reducir las infecciones causadas por levaduras e incluso regula problemas como las flatulencias, la diarrea o el estreñimiento.
– Chucrut: es la fermentación de la col blanca o el repollo. Rica en vitamina C e isotiocianato. Si el fermento se hace en casa, de manera natural, puede ofrecer una diversidad de bacterias probióticas.
– Kimchi: es la fermentación de la col china, aderezada con ajo y jengibre. Tiene propiedades anticancerígenas y antioxidantes.
– Kéfir: es la fermentación de la leche pero, en comparación con el yogur, contiene una mayor diversidad de bacterias convirtiéndolo en un potente probiótico.
– Tempeh: es la fermentación natural de la soja. Es rica en fibra, vitaminas y proteínas,
– Miso: es una pasta aromatizante fabricada con semillas de soja, cereales (cebada, arroz, alforfón, mijo, centeno, trigo, semillas de cáñamo y sal marina) fermentados. Es rico en enzimas digestivas, carbohidratos, lípidos, vitaminas, minerales y proteínas.
– Nato: es la fermentación de las semillas de la soja. Contiene vitamina K2 y nattokinasa, un anticoagulante natural.
– Kombucha: es la fermentación del té. Fortalece el sistema inmune y mejora el funcionamiento intestinal.
Es muy importante mantener una alimentación equilibrada e incluir en ella esta serie de alimentos fermentados.
Sigue esta receta de chucrut y cuéntanos qué te ha parecido:
Ingredientes:
1 col o repollo verde mediano, cortado en tiras finas
1 cucharada de aceite de oliva
1 cebolla pequeña, cortada en rodajas finas
1/2 taza de agua
1 1/4 taza de vinagre
1 cucharada de sal
Pasos:
1. Calienta en una cacerola el aceite de oliva a fuego medio-alto y agrega la cebolla moviendo constantemente.
2. Una vez pochada la cebolla pero aún transparente añade el repollo, el vinagre, el agua y la sal.
3. Cocina a fuego lento y con la tapa puesta hasta que el repollo esté tierno (unos 30-45 minutos).
¡Listo! El chucrut se puede conservar hasta dos semanas en la nevera, así que no te preocupes si no te lo has acabado, guárdalo para la próxima comida.