Intolerancia y alergia alimentaria, ¿qué es qué?
Cada vez son más las personas que comienzan a sufrir intolerancias o alergias a determinados tipos de alimentos, obligándonos así, a tener que privarnos de ellos o incluso tratar los trastornos que nos causan con ayuda médica. Aprende a detectarlas e identificarlas.
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Cada vez son más las personas que comienzan a sufrir intolerancias o alergias a determinados tipos de alimentos, obligándonos así, a tener que privarnos de ellos o incluso tratar los trastornos que nos causan con ayuda médica.
Pero es importante saber la diferencia entre intolerancia alimentaria y alergia alimentaria.

La alergia alimentaria es la reacción de nuestro sistema inmunológico ante un alimento que considera malo para nuestro organismo, es decir, es un fallo del sistema inmunológico que provoca la producción de inmunoglobulina E o IgE. Esta reacción alérgica suele aparecer de forma inmediata e incluso de manera desmedida y agresiva ante este alimento.

La intolerancia alimentaria, sin embargo, aparecen más tarde y normalmente están relacionadas con síntomas digestivos como dolores de abdomen, diarreas o vómitos. Las intolerancias se pueden agrupar en 3 clases:

Intolerancia Primaria: se presenta a cualquier edad, es hereditaria y no tiene una curación completa, al contrario, se agrava con el paso del tiempo.
Intolerancia Secundaria: aparece por causas concretas, no tiene origen genético y se pueden revertir sus efectos ayudando a la mucosa del intestino a regresar a su estado habitual.
Deficiencia congénita: es similar a la primaria, sin embargo está presente desde el nacimiento.

Entre los compuestos más comunes que pueden provocar estas intolerancias destacan:

Intolerancia a la lactosa: aparece cuando el organismo tiene problemas para producir cantidades adecuadas de lactasa, enzima que se encarga de metabolizar la lactosa, el azúcar que se encuentra en la leche.

Intolerancia al gluten: aparece cuando el intestino delgado es incapaz de digerir la glucoproteína que se encuentra en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, provocando dolor y otros trastornos digestivos.

Intolerancia a la fructosa: aparece cuando el aparato digestivo no es capaz de descomponer y absorber correctamente el azúcar de las frutas, algunos vegetales y la miel.

Este tipo de intolerancias suele tener síntomas más allá de los que se encuentran en el sistema digestivo, como dolores musculares, de cabeza, molestias dermatológicas, etc.

Es por eso que, ante la duda de estar delante de síntomas que se relacionen con intolerancias o alergias es imprescindible acudir a un experto que pueda diagnosticarnos y tratarnos estas dolencias.

Gracias a un tratamiento adaptado a tu tipo de dolencia podrás llevar una vida sana y equilibrada, no lo dejes pasar, ¡tu salud está en tus manos!

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