A los 3 años, el sistema digestivo de los pequeños ya ha madurado completamente y algunos sufren digestiones lentas y pesadas con frecuencia.
Señales que nos indican digestiones pesadas en los niños
– Movimientos intestinales poco frecuentes, por ejemplo, cuando el niño va al baño un máximo de 3 veces por semana. Al menos debería ir una vez al día.
– Incomodidad y distensión abdominal, en ocasiones acompañado de dolor.
– Heces duras y secas, que hacen que al pequeño le duela ir al baño.
– Pérdida de apetito y nauseas, entre otras. Consejos para que tu pequeño no vuelva a tener digestiones pesadas – La dieta no debería contener ni demasiadas grasas ni demasiadas proteínas. Para conseguir el primer objetivo, elimina la grasa de los filetes y la piel del pollo antes de cocinarlos y opta por la carne de ave y de ternera antes que por el cordero y el cerdo. Y para que no tome exceso de proteínas, cuando no tenga demasiado apetito, insiste en que coma un poco de carne acompañado con verdura en lugar del filete entero.
– Evitar la carne roja para cenar; sus proteínas resultan más difíciles de digerir, lo que aumentará sus molestias digestivas y además le dificultará el sueño.
– Los alimentos que digerirá mejor serán hervidos, al vapor y en papillote, antes que los fritos y los guisos.
– Sírvele la comida muy troceada. Cuanto más pequeñas sean las porciones que lleguen a su estómago, menos enzimas necesitará para digerirlas.
– No le dejes abusar del agua durante las comidas. Su exceso le quitará el hambre y diluirá la cantidad de jugos gástricos que necesita para hacer una buena digestión. Y es mejor que sea natural en vez de fresca para favorecer el vaciado gástrico.
– Reducir el consumo de chuches y dulces en general, hacerlo solo en ocasiones especiales.
– Los antibióticos pueden perjudicarle. Siempre se puede recurrir a los alimentos o medicamentos probióticos.
– Fomentar la actividad física del pequeño le puede ser de gran ayuda, al igual que ayudarlo masajeando su abdomen con suavidad y quitándole la presión de ir al baño. No obstante, siempre es recomendable hacer una visita al pediatra ya que puede aportarle otra serie de recomendaciones o encontrar una causa puntual del malestar.