Intolerancias alimentarias: una causa frecuente de las molestias digestivas
Las intolerancias alimentarias son una de las principales causas de los problemas digestivos. En esta entrada repasamos los tipos más comunes, los síntomas de intolerancia y los alimentos que se deben evitar.
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¿Sabías que aproximadamente un 20% de la población mundial puede tener una o varias intolerancias alimentarias? La realidad es que son extremadamente comunes y su prevalencia parece ir en aumento. 

A diferencia de algunas alergias, las intolerancias alimentarias no son potencialmente muy peligrosas. Sin embargo, pueden causar molestias digestivas. 

Debido a su diversidad de síntomas, las intolerancias alimentarias pueden ser difíciles de diagnosticar. En esta entrada repasamos los tipos más comunes, los síntomas de intolerancia y los alimentos que se deben evitar. Pero primero, ¿a qué llamamos intolerancia alimentaria?  

Diferencias entre alergias e intolerancias alimentarias

La intolerancia alimentaria es una respuesta del sistema digestivo a un alimento que no puede digerir correctamente. Esta reacción está vinculada a un desorden metabólico.  

En cambio, la alergia es una respuesta exagerada del sistema inmunitario ante un alimento o una sustancia que el organismo considera peligrosa.  

De esta forma, existen diferencias entre alergias e intolerancias alimentarias, aunque algunos de los síntomas pueden ser similares. Habla con tu médico si sospechas que algún alimento te provoca efectos adversos y dudas de si se trata de una alergia o intolerancia.  

Cuando se padece una intolerancia alimentaria, los síntomas suelen comenzar a las pocas horas de haber ingerido el alimento al que se es intolerante. Sin embargo, los síntomas de intolerancia también pueden retrasarse hasta 48 horas y durar horas o incluso días, lo que hace que el alimento al que se es intolerante sea especialmente difícil de localizar. 

Además, si se consumen con frecuencia alimentos a los que se es intolerante, puede resultar difícil relacionar los síntomas con un alimento concreto. 

Aunque los síntomas de las intolerancias alimentarias varían, suelen afectar al sistema digestivo y la piel.  

Los síntomas de intolerancia más comunes son: 

  • Diarrea. 
  • Hinchazón. 
  • Dolor abdominal. 
  • Reflujo. 
  • Dolores de cabeza. 
  • Náuseas. 
  • Fatiga. 
  • Enrojecimiento de la piel. 
  • Erupciones cutáneas. 

¿Cómo detectar una intolerancia alimentaria? 

Las intolerancias alimentarias suelen diagnosticarse mediante dietas de eliminación diseñadas específicamente para reducir los alimentos que causan los síntomas. 

Las dietas de eliminación son aquellas en las que se evitan los alimentos más comúnmente asociados a las intolerancias durante un periodo de tiempo hasta que los síntomas remiten. Después, se reintroducen los alimentos de uno en uno mientras se vigila la aparición de los síntomas. 

Este tipo de dieta ayuda a identificar qué alimentos están causando los síntomas de intolerancia.  

A continuación, te presentamos los 3 tipos de intolerancias alimentarias más comunes.  

Intolerancia a la lactosa

La lactosa es un azúcar que se encuentra en la leche y los productos lácteos. Se descompone en el cuerpo mediante una enzima llamada lactasa, que es necesaria para que la lactosa se digiera y absorba correctamente. 

La intolerancia a la lactosa está causada por una escasez de enzimas de lactasa, lo que provoca una incapacidad para digerir la lactosa y da lugar a síntomas digestivos. 

intolerancia lactosa

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa incluyen: 

  • Dolor abdominal. 
  • Hinchazón. 
  • Diarrea. 
  • Gases. 
  • Náuseas. 

Los quesos curados y los productos fermentados, como el kéfir, pueden ser más fáciles de tolerar para las personas con intolerancia a la lactosa, ya que contienen menos lactosa que otros productos lácteos. 

Sensibilidad al gluten no celíaca

El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y el triticale (un cereal producto del cruce entre el trigo y el centeno). Hay varias afecciones relacionadas con el gluten, como la enfermedad celíaca, la alergia al trigo y la sensibilidad al gluten no celíaca: 

La enfermedad celíaca implica una respuesta inmunitaria, por lo que se clasifica como enfermedad autoinmune. Cuando las personas que padecen la enfermedad celíaca se exponen al gluten, el sistema inmunitario ataca al intestino delgado y puede causar graves daños en el sistema digestivo. 

La alergia al trigo se confunde a menudo con la enfermedad celíaca debido a sus síntomas similares. Se diferencian en que la alergia al trigo genera un anticuerpo que produce alergia a las proteínas del trigo, mientras que la enfermedad celíaca está causada por una reacción inmunitaria anormal al gluten en particular.

Muchas personas experimentan síntomas de intolerancia incluso cuando dan negativo en las pruebas de la enfermedad celíaca o de la alergia al trigo. Esto se conoce como sensibilidad al gluten no celíaca, una forma de intolerancia al gluten que se ha estimado que afecta a entre el 0,5 y el 13% de la población occidental. 

Los síntomas de la sensibilidad al gluten no celíaca son similares a los de la enfermedad celíaca e incluyen: 

  • Hinchazón. 
  • Dolor abdominal. 
  • Diarrea. 
  • Estreñimiento. 
  • Dolores de cabeza. 
  • Fatiga. 
  • Dolor en las articulaciones. 
  • Erupción cutánea. 
  • Depresión. 
  • Ansiedad. 
  • Anemia. 

Intolerancia a la fructosa 

La fructosa es un azúcar simple que se encuentra de forma natural en algunas verduras, en las frutas y en la miel.  

No obstante, existen otro tipo de productos procedentes de la industria alimentaria que tienen concentraciones mucho más altas de fructosa, como es el caso del jarabe de maíz. Este jarabe es ampliamente empleado como endulzante en refrescos, bollería y zumos de fruta. 

El consumo de fructosa, especialmente la procedente de las bebidas azucaradas, ha aumentado drásticamente en los últimos cuarenta años y se ha relacionado con un incremento de la obesidad, las enfermedades hepáticas y las cardiopatías. 

Además de un aumento de las enfermedades relacionadas con la fructosa, también se ha producido un incremento de la malabsorción e intolerancia a la fructosa

En las personas con intolerancia a este azúcar, la fructosa no se absorbe eficazmente en la sangre. La fructosa mal absorbida viaja al intestino grueso, donde es fermentada por las bacterias intestinales, causando malestar digestivo. 

Los síntomas de la malabsorción de la fructosa incluyen: 

  • Reflujo. 
  • Gases. 
  • Diarrea. 
  • Náuseas. 
  • Dolor abdominal. 
  • Vómitos. 
  • Hinchazón. 

No dejes pasar las intolerancias alimentarias

Aunque suelen ser menos graves que las alergias, las intolerancias alimentarias pueden afectar negativamente a la salud y calidad de vida. 

Si sospechas que puedes ser intolerante a un determinado alimento o aditivo alimentario, habla con tu médico sobre las pruebas y opciones de tratamiento. De esta forma, podrás prevenir los síntomas de intolerancia y otros problemas de salud. 

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