Se calcula que la celiaquía afecta en España a cerca de medio millón de personas, casi el 1% de la población, aunque se sospecha que una gran parte de enfermos celiacos aún no ha recibido un diagnóstico. Además, se estima que la cifra de nuevos casos aumenta a un ritmo de un 15% anual. El tratamiento se fundamenta en evitar el gluten, la proteína a la que son intolerantes los afectados y que se encuentra en la harina de los cereales de secano. Pero aparte de la enfermedad en sí, uno de los problemas que actualmente se encuentran los especialistas es que, al mismo tiempo que aumentan las tasas de celiaquía, se incrementa el número de personas sin la enfermedad que siguen dietas sin gluten, algo que, según los digestólogos, carece de justificación alguna. En el marco del XXV Simposio Manuel Díaz-Rubio, celebrado en Madrid, se mostró que hasta el 72% de las personas que evitan el gluten en su dieta no tiene un diagnóstico médico que lo justifique. A juicio de algunos expertos, la sensibilidad al gluten no celiaca autonotificada constituye un «problema epidemiológico del siglo XXI». Si estás pensando en seguir una dieta sin gluten, te recomendamos que leas antes esta publicación.
¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo cuando dejamos de comer gluten?
Si vas a seguir una dieta libre de gluten a causa de haber sido diagnosticado con celiaquía, sentirás el alivio de los síntomas como los problemas gastrointestinales, pérdida de peso, la mejora de la absorción de nutrientes, disminución de dolores de cabeza y el aumento de la energía. Asimismo, si tienes o sospechas que tienes sensibilidad al gluten, eliminarlo puede disminuir los gases y la hinchazón. Sin embargo, si no eres intolerante o sensible al gluten, eliminarlo por completo de tu dieta puede tener efectos adversos en lugar de positivos. Entre estos efectos podemos encontrar:
- Estreñimiento.
- Aumento de peso.
- Incremento del hambre.
Esto se debe a que muchos productos marcados como libres de gluten carecen de fibra, contienen un exceso de calorías y están excesivamente procesados. Además, es posible que estés perdiendo algunos nutrientes valiosos.
Efectos secundarios de una dieta sin gluten
En primer lugar, prescindir del gluten puede incrementar ciertos efectos secundarios, entre ellos un incremento del riesgo de diabetes tipo 2, debido a que los alimentos libres de gluten contienen, por lo general, menos cantidad de fibra dietética y otros micronutrientes, según concluye un estudio publicado el pasado año por investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos). La deficiencia de vitaminas del complejo B, folato, hierro y calcio, así como la falta de fibra, es uno de los problemas que pueden encontrarse en una dieta sin gluten. Seguir una dieta libre de gluten puede implicar reducir la ingesta de cereales integrales y, como consecuencia, no llegar al aporte de fibra diario recomendado. Algunos productos sin gluten están elaborados a base de cereales como el arroz o el maíz, que tienen un bajo contenido en fibra. Sin embargo, la fibra, cuya ingesta diaria recomendada es de 25 a 35 gramos, es un compuesto vegetal que ayuda a mejorar nuestro tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento. Por otro lado, la supresión del gluten contribuye a que la celiaquía o la sensibilidad al gluten no celiaca sean más difíciles de diagnosticar e impide evaluar de forma adecuada los daños provocados por estos trastornos.
¿La dieta sin gluten adelgaza?
Según un artículo publicado en la revista Medicina interna de México, esto se trata de un mito alimentario de moda, ya que no se han demostrado beneficios de la dieta libre de gluten en personas sin enfermedad celiaca. De hecho, los autores aseguran que, dado que muchos de los productos sustitutivos de los alimentos con gluten pierden sabor, para conseguir un mejor gusto se agregan cantidades mayores de azúcar y de grasas trans. En otro artículo de la revista Perspectivas en Nutrición Humana, se da a conocer que, en el caso de los productos de panadería y repostería, por ejemplo, es común añadirles más grasas saturadas para aportar estabilidad y más azúcar para mejorar el sabor. Es por ello por lo que muchos de los productos sin gluten son de alta densidad energética, asociada con excesos calóricos que conducen al sobrepeso y a la obesidad relacionados con problemas metabólicos. En este sentido, en un estudio publicado en la revista Nutrición Hospitalaria, los autores afirman que, para elaborar los productos libres de gluten, la industria emplea almidones y harinas refinadas que proveen un bajo valor nutricional y una elevada concentración de calorías.
Consejos para seguir una dieta sin gluten
Si, después de consultarlo con un especialista, decides empezar una dieta sin gluten, ten en cuenta que también estarás perdiendo algo de fibra. Sin embargo, este nutriente es esencial para mantener una regularidad intestinal normal. Por lo tanto, si no incorporas a tu dieta nuevas y saludables fuentes de fibra, puedes tener problemas de estreñimiento. Para evitarlo, recomendamos comer más alimentos integrales ricos en fibra. Algunos pueden ser:
- Frutas.
- Verduras.
- Semillas de chía.
- Legumbres, como las lentejas.
- Frutos secos, como nueces o almendras.
- Cereales integrales sin gluten.
Para regular el tránsito intestinal, también puedes ayudarte de Vilardell Digest Transit, un complemento alimenticio con fibra vegetal soluble (Fibersol®), ciruela y gel de aloe vera. Estudios clínicos demuestran que la exclusiva fibra Fibersol® aumenta la frecuencia de las deposiciones y el volumen fecal. Además, la ciruela y el aloe vera ayudan a restablecer la microbiota y promueven la función intestinal normal.
Antes de empezar una dieta sin gluten, es muy importante consultar a un médico especialista en el aparato digestivo para identificar si existe o no necesidad de seguir este tipo de tratamiento, puesto que no hay evidencia científica de que las dietas libres de gluten beneficien la salud de las personas sanas. |
Bibliografía
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