No es casualidad que llegado el frío invierno, en nuestra cocina reinen los platos contundentes, calóricos y ricos en grasas.
El frío nos hace quemar más calorías ya que, para mantener nuestra temperatura corporal entre 36,5 y 37 grados, nuestro organismo necesita ‘más combustible’ para quemar, y este combustible nos llega a través de la alimentación entre otras maneras.
A pesar de que nuestro cuerpo necesite más aporte energético y calórico, no te descuides de cuidar tu alimentación equilibrada y apuesta por las grasas saludables, como por ejemplo el omega-3, que se encuentra sobre todo en el pescado azul.
La pasta y el arroz son alimentos muy recomendados en invierno que aportan mucha energía gracias a los hidratos de carbono, una apuesta segura.
Las legumbres en guisos y platos de cuchara son las reinas de estas estaciones frías ya que reconfortan y tienen un alto contenido en hidratos y proteínas. Además, la fibra que contienen favorece el funcionamiento intestinal. Si las cocinas retirando la grasa sobrante que vayan generando y evitas añadir extras como chorizo o morcilla, tendrás guisos calentitos, contundentes y saludables.
Pero no sólo es cuestión de comer caliente, mantenernos hidratados es básico en cualquier época del año, si en invierno el cuerpo no te pide mucha agua, apórtale hidratación a través de zumos, caldos o sopas, tés e infusiones, que además te ayudarán a mejorar tu digestión.
El Kéfir, gran aliado de nuestro sistema digestivo.
El kéfir es una especie de yogur líquido fermentado a través de la acción de un conjunto de levaduras, (hongos) y bacterias (lactobacilos).
En el kéfir, la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce además dióxido de carbono y alcohol en pequeña cantidad (1% al 3%) y tiene efectos favorables sobre la salud, sobretodo para el sistema inmunitario intestinal y su flora.
A pesar de ser un superalimento rico en enzimas y microorganismos buenos, su ingesta debe estar supervisada por el nutricionista o especialista en caso de sufrir alguna patología digestiva grave.
Así que ya sabes, ahora que el cuerpo pide alimentos calentitos, controla tu dieta y protege tu sistema digestivo de comidas excesivamente calóricas.
Comer saludable y caliente no está reñido si controlas cómo cocinar los alimentos.