Con la llegada de la primavera llegan también nuevas temperaturas, horas solares y cambios en la naturaleza. Y esto, como no puede ser de otra manera, puede alterar nuestra microbiota intestinal que, en ocasiones, dentro del proceso de adaptación puede resentirse. Te damos cinco consejos para cuidarla.
1- El ejercicio físico, el gran aliado de tu microbiota
Estudios recientes sugieren que el ejercicio tiene una serie de beneficios para la microbiota intestinal. Está relacionado con el aumento del número de especies microbianas beneficiosas y con el enriquecimiento de la diversidad microbiana, así como con la mejora de la síntesis de ácidos grasos de cadena corta y del metabolismo de los carbohidratos. Además, el ejercicio físico estimula las células del revestimiento intestinal, ayudando a mantener su integridad, a reducir la inflamación y a evitar que los compuestos orgánicos de los alimentos, las toxinas y los metabolitos pasen al torrente sanguíneo. Entre las principales ventajas del ejercicio físico para nuestra microbiota, se encuentran:
- Producción de aminoácidos, componentes esenciales de las células.
- Biosíntesis de antibióticos que favorece la función del sistema inmunitario.
- Mejor asimilación de los hidratos de carbono, que proporciona combustible.
En resumen, se ha demostrado que el ejercicio físico proporciona una mejora tangible para varios marcadores asociados con el rendimiento físico y la salud, especialmente en lo que respecta a los tipos de bacterias beneficiosas y sus funciones.
2- Alimenta tu microbiota con frutas y verduras de temporada
Las frutas y verduras son las mejores fuentes de nutrientes para una microbiota intestinal saludable. Tienen un alto contenido en fibra, que el cuerpo no puede digerir. Sin embargo, como ciertas bacterias del intestino sí que pueden digerir la fibra, se alimentarán de ella y estimulará su crecimiento. En primavera podemos encontrar frutas y verduras deliciosas de temporada. Algunas de las opciones más saludables pueden ser:
- Judías verdes.
- Espárragos.
- Espinaca.
- Frambuesas.
- Plátanos.
- Fresas.
- Piña.
- Naranjas.
3- No te olvides de beber agua, es esencial para la digestión
Mantenernos hidratados es una parte fundamental del cuidado de nuestra microbiota intestinal. El agua es esencial para la salud. Ayuda a descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes y también ablanda las heces, lo que ayuda a prevenir el estreñimiento. En primavera empiezan a aparecer los días calurosos, por lo que beber agua y mantener el cuerpo hidratado es muy importante. Pero la hidratación va más allá de tomarse uno o dos vasos de agua, sino que la reposición de líquido debe ser permanente y a lo largo de todo el día.
4- Diviértete y libera a tu microbiota del estrés
Mantener una microbiota saludable es necesario para proteger nuestro organismo. Sin embargo, la exposición repetida al estrés puede alterar la diversidad y la composición de la microbiota intestinal, acompañada de cambios en los metabolitos microbianos. Estudios actuales sugieren que el estrés tiene efectos significativos en la composición de la microbiota intestinal. Algunos de estos efectos pueden ser alteraciones en la motilidad intestinal, transporte de mucosas, función de barrera intestinal y percepción visceral. Además, el estrés puede llevarnos a malos hábitos, como una mala alimentación o falta de movilidad en el día a día, que afectan de manera directa a nuestra salud digestiva y a las bacterias de nuestro intestino.
5- Y por último, no te olvides de los probióticos
Los probióticos son microorganismos vivos, generalmente bacterias, que proporcionan un beneficio específico para la salud cuando se consumen. En la mayoría de los casos, los probióticos no colonizan permanentemente los intestinos. Sin embargo, pueden beneficiar a la salud al cambiar la composición general del microbioma y apoyar el metabolismo. Durante la primavera, los cambios externos pueden afectar a nuestro interior, por lo que reforzar nuestra microbiota con probióticos puede ser una buena idea para evitar desequilibrios en la misma. Puedes considerar el uso de un complemento alimenticio, como Vilardell Digest Probilac. Las dos cepas de probióticos seleccionadas en Vilardell Digest Probilac provienen de dos especies de Bifidobacterias: Bifidobacterium animalis spp Lactis (BIFOLAC®12) y Bifidobacterium longum (BB536). Estudios realizados con estas cepas han demostrado efectos beneficiosos sobre la función intestinal y en el restablecimiento de una microbiota intestinal normal, tanto a corto plazo como a largo plazo. Además, la presencia de Fructooligosacáridos con efecto prebiótico, contribuye al crecimiento y desarrollo de estas Bifidobacterias beneficiosas.