Cómo hacer un tupper más saludable para la rutina
El verano se acaba y poco a poco vamos volviendo a la rutina. Hacerlo con una alimentación saludable, variada y equilibrada es muy importante. Aquí tienes una serie de consejos para conseguir un tupper más saludable y delicioso.
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El verano llega a su fin y poco a poco vamos retomando nuestra rutina. Hacerlo con una alimentación saludable, variada y equilibrada es muy importante, dado que nos ayudará a mejorar nuestro estado de ánimo y productividad. Y el tupper juega un papel esencial para lograrlo. Sin embargo, comer en el trabajo puede llevarnos a adquirir hábitos alimenticios poco beneficiosos. El estrés y, en muchos casos, las prisas por acabar dentro del horario permitido, pueden llevarnos a optar por platos de comida rápida y poco valor nutricional para “salir al paso”. Pero comer de manera saludable no debería suponer un gran esfuerzo, todo es cuestión de organizarse. Para empezar, es importante planificar la comida del tupper semanalmente, seleccionando los recipientes y los menús. No sólo nos ahorrará un problema diario de pensar qué comeremos al día siguiente, también nos ayudará a la hora de hacer una compra más eficiente. El objetivo es intentar que la comida sea variada y nutritiva, evitando la monotonía en los platos y reduciendo las alternativas fáciles, como los bocadillos. La comida debe ser organizada y completa, y que incluya proteicos como carne, pescado o legumbres; hidratos de carbono como arroz o pasta; verduras y hortalizas; y que el postre sea siempre una fruta de temporada o un yogur. Para ayudarte, aquí tienes una serie de consejos para conseguir un tupper más saludable y delicioso:

  • Aumenta el consumo de fruta fresca de temporada, y si es producida en la misma localidad, mejor. Evita consumir snacks (patatas fritas, palitos de queso, nachos, etc.) por su alto contenido de sal (sodio), grasas y azúcares refinados.
  • Aumenta el consumo de cereales integrales: panes, galletas, bizcochos caseros o cereales de desayuno bajos en azúcar.
  • Si optas por un bocadillo casual, intenta rellenarlo de alimentos ricos en proteínas: quesos bajos en grasa; jamón york, lonchas de pavo o pollo bajas en sal. Evita consumir bollería industrial rica en grasas saturadas, trans y azúcares.
  • Aumenta la ingesta de agua potable y leche semidesnatada y enriquecida con calcio, vitaminas A y D. Evita los refrescos o bebidas azucaradas y con colorantes artificiales.
  • Aumenta el consumo de frutos secos, como almendras, nueces y avellanas. Evita consumir azúcares refinados, como caramelos, gominolas, piruletas, etc.
  • Aliña la comida en el momento, evita hacerlo en casa porque no sabrá igual a la hora de comer.
  • Después de comer, podemos incluir un yogur como postre, mientras que la fruta es aconsejable tomarla para la media tarde.
  • Para que sea posible elaborar comidas ligeras y de fácil digestión, nuestras preparaciones siempre deben constar de: una proteína (pollo, pavo, atún, jamón serrano, huevos, quesos, frutos secos), verduras (crudas o cocidas) y legumbres, fécula o cereales (lentejas, garbanzos, arroz integral o quinoa).

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