Intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es la dificultad para digerir la lactosa, que es el azúcar que se encuentra en la leche y en los productos lácteos. También podemos encontrar lactosa en algunos conservantes y alimentos procesados. El intestino delgado necesita la enzima lactasa para poder descomponer la lactosa durante la digestión. Cuando se come o se bebe algo que contiene lactosa y no hay suficiente enzima lactasa, aparece el malestar.
La intolerancia a la lactosa es la intolerancia más común, afectando a un 34% de la población española.
La causa más frecuente de la intolerancia a la lactosa, aproximadamente un 70% de los casos, es la herencia genética y aparecen sus síntomas tras el período de lactancia.
Otras causas de la intolerancia son afecciones de la mucosa intestinal, provocadas por diarreas, antibióticos, quimioterapias y algunas enfermedades del intestino.
Los síntomas que produce la intolerancia a la lactosa, tras la toma de lactosa, son:
- Cólico o dolor abdominal
- Hinchazón o distensión en el abdomen
- Gases
- Diarrea
- Náuseas
En los casos no genéticos, la intolerancia a la lactosa puede ser temporal, volviendo al estado normal de producción de lactasa tras un período de tiempo.
En ambos casos, reversible e irreversible, el tratamiento es evitar la toma de productos que contengan lactosa, principalmente, los productos lácteos.