¿Cómo influye la salud intestinal en la calidad de tu sueño?
Dado que la salud intestinal afecta directamente a nuestro cerebro, no es de extrañar que una dieta más saludable pueda ayudar a aliviar los problemas de sueño.
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La salud intestinal está estrechamente relacionada con nuestro cerebro. Por este motivo, no es de extrañar que la microbiota intestinal también pueda influir en los patrones normales de sueño, en parte por la capacidad de crear serotonina y dopamina. Para entender cómo influye la salud intestinal en la calidad de nuestro sueño, primero debemos entender cómo funciona nuestro tracto intestinal y cómo está conectado a nuestro cerebro.

¿Cómo funciona nuestro tracto intestinal?

El intestino no sólo convierte los alimentos en energía y materia de desecho, sino que es un órgano inteligente que está en constante comunicación con el cerebro. Nuestro tracto gastrointestinal suele denominarse el segundo cerebro, lo cual no es una sorpresa teniendo en cuenta en todo lo que le afecta. También alberga el sistema nervioso entérico, que está en contacto con el cerebro y el sistema nervioso central, ayudando a regular los procesos vitales. Aproximadamente un tercio de nuestro intestino es igual para todos, mientras que los otros dos tercios son individuales, resultado de la genética, el entorno, la dieta y los antecedentes personales. En el tracto del adulto hay alrededor de 1.000 tipos diferentes de bacterias, lo que se conoce como microbiota intestinal. Nuestra dieta y el entorno en el que vivimos tienen una importante influencia en la composición de nuestra microbiota. Los alimentos azucarados y procesados, la falta de fibras, el ejercicio, la hidratación, los antibióticos y el estrés pueden tener un impacto negativo en la microbiota, por lo que llevar una vida saludable es esencial para mantenerla equilibrada.

La microbiota y los trastornos del sueño

Un sueño de mala calidad influye en la importante labor de las hormonas del hambre y la saciedad que regulan nuestra ingesta de alimentos. La conexión entre el sueño y el apetito es extremadamente importante, dado que la falta de sueño puede desequilibrar nuestro apetito, aumentar nuestras ansias de comer y provocar un aumento de peso. Esto se debe a que la falta de sueño disminuye el nivel de una hormona llamada leptina, que es responsable de nuestra sensación de saciedad. También aumenta el nivel de grelina, una hormona encargada del hambre. Así que cuando nos falta sueño, la leptina no puede controlar o señalar cuándo estamos llenos, sino que la grelina nos dice que sigamos comiendo aún más. Esto ayuda a explicar por qué las personas privadas de sueño tienden a ganar peso más rápido y tienen un mayor riesgo de obesidad. La falta de sueño también impacta en las partes de nuestro cerebro encargadas del control de los impulsos. Por eso, muchas personas que sufren de falta de sueño afirman que no pueden controlarse a la hora de comer en exceso. Todo ello tiene consecuencias para el bienestar de nuestro intestino y su ecosistema.

Cómo mejorar el sueño con una dieta equilibrada

Dado que la salud intestinal afecta directamente a nuestro cerebro, no es de extrañar que una dieta más saludable pueda ayudar a aliviar los problemas de sueño. Procura añadir más alimentos ricos en fibra y fermentados a tu rutina alimentaria, como el yogur, el kéfir y el chucrut. También puedes ampliar la gama de alimentos que consumes para incluir un poco de chocolate negro, frutos secos y alimentos de origen vegetal. Por último, intenta evitar los tentempiés nocturnos y el consumo de cualquier fuente de calorías unas 2 o 3 horas antes de acostarte. En su lugar, intenta cenar algo sano a primera hora de la noche para que tengas tiempo de hacer la digestión antes de acostarte.

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