Durante los meses de verano, tanto la temperatura como la rutina suelen cambiar y pueden afectar a nuestra salud digestiva. Hay algunos consejos que podemos tener en cuenta para evitar molestias estomacales y poder disfrutar de los meses más esperados del año.
- ¡Hidrátate! No nos cansaremos de decirlo. La hidratación es esencial para el correcto funcionamiento del organismo en general, y del sistema digestivo en particular. La hidratación es muy importante durante todo el año, pero sobre todo en verano, ya que perdemos más líquidos.
- Mantén los horarios de comida. Aunque el día sea más largo, haya vacaciones o jornada intensiva, intenta mantener un horario regular para las comidas. Además, planea varias comidas con pocas cantidades, ya que comer mucha cantidad dos veces al día puede provocar digestiones más lentas y pesadas.
- Practica actividad física, pero evita las horas de más calor. Sigue con tu rutina de ejercicio a primera hora de la mañana o al atardecer.
- Come con calma. Si tienes más tiempo para comer, aprovecha para comer lentamente, masticando y siendo más consciente de cada bocado. Después de la comida, puedes aprovechar las horas de más calor para reposar.
- Frutas y verduras de temporada. El verano destaca por la gran variedad de frutas que nos ofrece. Muchas de ellas están compuestas por altas cantidades de agua, así que, además de aportarte fibra, minerales y nutrientes esenciales, también te ayudarán a mantenerte hidratado.
- Complementa tu dieta con probióticos. Los probióticos son bacterias beneficiosas que favorecen y nutren la flora intestinal. Un mantenimiento adecuado de nuestra microbiota nos ayudará a evitar el estreñimiento provocado por los cambios de horarios y temperaturas.
El verano es una época del año en la que nos gusta disfrutar de más planes al aire libre: playa, tapas, excursiones, vacaciones… Si mantenemos los hábitos saludables, ¡podremos disfrutar del día a día sin preocuparnos de molestias digestivas!